lunes, 29 de septiembre de 2014

Es el progreso, estúpidos

Imagen: Francisco J. L. Frá (Pinterest).

  En el Ministerio de Medio Ambiente no han escuchado el cuento de Pedro y el lobo. Todo sigue igual en él. No igual que con Cañete, que eso es obvio; igual que siempre.

  Reconozco que no soy muy ducho en ecosistemas. Tampoco soy activista. Mucho menos pastor. Intento aprender un poco de los problemas que, día a día, me encuentro en mi entorno y las noticias. "¡El lobo!", gritaban en el documental de Rodríguez de la Fuente. Se le lleva persiguiendo años, décadas, siglos; con fuego, con flechas, con disparos, con veneno; se apunta a la madre, se cogen las crías, se matan en el pueblo. Pum.

  Igual que siempre sigue el Ministerio.

  Estos últimos meses han sido especialmente cruentos para con nuestra biodiversidad: entre otros muchos desastres, los linces atropellados en la mitad sur del país podrían llenar una morgue entera. Tampoco ha sido un buen año para el lobo. No podemos extrañarnos de que no haya explicaciones o consensos en estos menesteres, cuanto menos importantes y urgentes -si no también prioritarios-, si no hay ni unas ni otros en el resto de asuntos. Aun en estas circunstancias, me niego a aceptar que la violencia sea la única respuesta y solución a demandas y problemas de un sector.

  Recapitulo: el lobo convive con el hombre -con sus más y sus menos- durante miles de años; la evolución permite al hombre una postura de superioridad ante el lobo; esto, entre otras muchas razones, da pie a la expansión del hombre por territorios que antes pertenecían a los lobos, al cauce de los ríos, a los bosques; ese ecosistema acorralado tiene que sobrevivir y busca fuera del cerco creado por el hombre el modo de hacerlo; el hombre pide al Gobierno que le permita matarlos de forma legal -en el fondo, se regula una tradición-; el Gobierno regula; el hombre quiere modificar la regulación para acabar con la rabia del perro. No me hace falta entrar en los intereses económicos o de otro tipo que pueda haber en todo esto para que se vea el sinsentido.

  Todo tiene una causa. Ponemos señales de tráfico avisando de que por ahí pasan ciervos, cuidado; abatimos jabalíes que tienen que bajar a las playas a por comida; no somos capaces de levantar la población de conejos por culpa de furtivos, la mixomatosis y la falta de alimentos en su hábitat; los linces no se tiran a los coches ni se apuntan con una escopeta solos. La protección del lobo al sur del Duero está dando resultados, despacito, como son estas cosas. ¿A nadie se le ocurre no hacer la carretera por ahí, cercar y cuidar la zona propia del animal, invertir, investigar y proteger las especies, asegurar más el tránsito para los ciudadanos y sus vehículos, o incluir penas y sanciones más duras contra el maltrato y el asesinato animal, y contra los delitos relacionados con el medio ambiente?

  Tenemos la costumbre de pisar el cuello a lo que nos rodea y luego llorar porque se nos mancha la bota. Aullad y huid, estúpidos, que el progreso da asco.



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@CHEAALE

lunes, 22 de septiembre de 2014

Un origen del lenguaje en Palestina



  En el principio fue el Verbo. Error. El lenguaje carece de principio –y carece, también, de creencia-. El lenguaje es ab æterno.

  El lenguaje siempre existe. Ni siquiera podemos conjugar EXISTIR en pasado, porque no hay pasado en la eternidad. Existe. Que una persona sea lenguaje es formalmente correcto, semánticamente admisible, poéticamente curioso y físicamente herético.

  Si el lenguaje tiene esa condición, hay que desistir del cuándo se origina y centrarse, más bien, en el cómo. ¿Cómo se origina el lenguaje? Pero ¿qué lenguaje?

  El primer lenguaje es sensorial. Concretamente, olfativo. El ejemplo lo tenemos en los animales menos evolucionados –en algunas cosas-. Los perros huelen la enfermedad, las moscas la mierda, las hormigas el dulce y los depredadores el miedo. El olfato es nuestro primer órgano comunicacional.

  Dentro del código lingüístico de la sensibilidad encajamos los otros sentidos: los seres vivos se comunican viéndose los ojos, tocando una herida abierta, escuchando un crepitar de ramas. El instinto es la máquina de este lenguaje originario.

  El segundo lenguaje es el no verbal. El vello, la piel, los tics, los músculos, la pulsación, el sudor; comunicamos involuntariamente, intencionadamente. Los mimos, los animales, las plantas. Un volcán, las mareas, una nube entallada en una sierra. La comunicación no verbal imprime un ciclo sin inicio ni fin en los cuerpos y el entorno, y es el giro de ese ciclo –es decir, la acumulación de experiencias, de movimientos, de repeticiones- el que origina la interpretación colectiva y el –intento de- control del lenguaje.

  El último lenguaje es este. El escrito, en su última fase; el hablado, en sus inicios. Independientemente de que varios puntos inconexos generen cada uno una lengua propia en un periodo de tiempo compartido, o de que en algún punto del planeta surja una lengua troncal –el indoeuropeo, y no una torre a disgusto de Dios- de la que derivan todas las lenguas muertas y vivas, independientemente del origen de las lenguas, esta última evolución del lenguaje nace de cuatro circunstancias: la respiración, el esfuerzo, la alarma y la súplica.

  Concretamente, la súplica puede ser la definición más clara de atavismo. Todo el lenguaje verbal de la Humanidad proviene de esas cuatro circunstancias. Todo lo demás es añadido. Todo lo demás se concentra en esos cuatro elementos fonadores.

  Todos los lenguajes se dan en Palestina. Todas las evoluciones y fases conviven. Todos los códigos culturales habitan, aunque no todos sean comprendidos por todos. La tecnología facilita la recepción de esos lenguajes, multiplicando el alcance de su ciclo comunicacional. La respiración y la no respiración se dan en Palestina. El esfuerzo de vivir, de buscar, de matar, de comer, de enterrar, de llorar, de lavarse, de beber, de salir, de expulsar, de recuperar, de construir, de desescombrar, de responder, de gritar se da en Palestina. La alarma del ataque, de la huida, de la luz, del techo, de la bomba, de la munición, de la ropa, de la leche, del olor, de la vista, del oído se da en Palestina. La súplica del llanto, del dolor, de los ojos, de la pizarra, del balón, de comunicar, de abandonar, de dar muerte, de respirar, de esforzarse, de oler, de ver, de tocar, de hablar, de rezar, de tregua, de ataúdes, de zapatos, de colchones, de reaccionar, de justicia se da en Palestina.

  El lenguaje es eterno, pero sus facultades no.





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@CHEAALÉ

sábado, 8 de diciembre de 2012

¡Viva mi casta!


   Madrid siempre les costó mucho a los carceleros de libertad. Lo vimos con la imposición de Pepe Plazuelas y sus moros, y con Paco Piernascortas y su pan de la España nueva (Nueva España, qué ironía, acogió a muchos que se negaron a comerlo). Admitámoslo: tenemos una capital que hace enorgullecer a cualquier provinciano, tan suya, tan diferente y tan de respetar. Alfonso XIII abdicó por no provocar una guerra civil –por cierto, inevitable-, y su nieto ha empezado a pedir perdón a los setentaicuatro años. La endemia recibida.
   He aquí la deturpación de los gentiles hombres públicos. Esta y no otra es la prueba irrefutable de la distinción de castas –la pública y la mediocre-, organismos independientes y necesarios entre sí. Ambos sufren idénticos malos y, como en todo, hay alternancias, divisiones, unificación (ya menos) y traspasos. Y no solo dentro de la frontera, que es lo más transespléndido. En este sentido hay celebérrimas diferencias para con el Reino de España, sobre todo en la casta pública, pues si existen dos, no es sino porque la existencia de esta evidencia a la otra. «La Otra», ese es su nombre en los corrillos del Congreso. La casta de los mediocres, o «la Otra», a pesar de los pesares y de los honores, y de no deber favores a sus personalidades, salvo votarlos e insultarlos en los bares, sigue sin pronunciar un discurso. Entiéndanme, la Historia ha cambiado por algunos hombres públicos buenos y por la lucha sin descanso de la casta mediocre, pero mayoritariamente siempre triunfó el dictado, y no la redacción. La diferencia está en nuestra historia y nuestra ignorancia: no conocemos las andanzas de otros pueblos, y todos sabemos los pasos del Ejecutivo con solo mirar a esos países en derredor nuestro, mas ¿quién prevé a los mediocres? ¿Quién nos imagina protestando, pacífica o violentamente, sin conseguir nada? ¿A niveles hasta ahora no vistos? Yo, personalmente, rememoro el Madrid goyesco, el republicano y otros muchos Madriles, otras muchas Españas, y llego a la conclusión de que España, si se hunde, lo hará con honor, porque ella lo decida, porque somos capaces de superar todo lo de fuera –con lo de dentro, tengo mis dudas-. Y probablemente aguantemos más que otros, como buen país de impronta católica y opusiana, pero el día que digamos “hasta aquí”… El día que digamos “hasta aquí”, nuestras barricadas, ahora construidas con libros, se incendiarán.


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@cheaale

jueves, 29 de noviembre de 2012

Matemáticas de argumentario.



   Ni a la estadística, ni a la astronomía, ni a la meteorología, ni a la magia. A ninguna de estas disciplinas pertenece el cálculo de la relevancia política de los asuntos. Hay dos métodos para ello, no precisamente antagónicos; más bien, conforman un círculo, algo llamado a ser el chakra de la sinvergonzonería.
   Primero: ley del silencio.
  

La relevancia (R) es calculada multiplicando el problema (p) por los efectos negativos para el estado (en) y elevando el producto al tiempo transcurrido desde el inicio del problema hasta que se anuncia oficialmente (–t), en negativo porque es tiempo perdido, en el que suele negarse la realidad.
Ejemplo: los tres noes de Simón Pedro a Jesús. O la negación de la crisis del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

   Segundo: ley del ruido.


En la segunda fórmula, R es el cociente de –t entre el producto de p por las comparecencias de cargos públicos al respecto (c).
Ejemplo: la expulsión de los organismos financieros internacionales de algunos países iberoamericanos. O las elecciones en Catalunya.

   Junto a estas dos fórmulas, los manuales sobre integridad en el obrar completan la metodología con una tercera, correlacionada con la perspectiva ideológica: ley de las voces.


En este tercer caso, R es igual a la suma del producto de p elevado a a (argumentos que pretenden tapar o desviar el verdadero problema) por –t, y la raíz cuadrada del número de opiniones de carácter ideológico (oi) –es decir, todas-.
Ejemplo: la consideración de China como potencia comercial amiga y como régimen comunista. O Euskadi Ta Askatasuna.

   Para un uso más extendido, creo conveniente exponer un baremo que nos sirva como referencia:
-        - Si R < 1, se denomina “mamandurria”.
-        - Si R = 1, se denomina “preocupación de todos los españoles y españolas”.
-        - Si R > 1, se denomina “medida excepcional”.

   A continuación, os cambio el dibujo nuestro de cada día por un ejercicio para que apliquéis la teoría:

Indique la relevancia de la tragedia del Madrid Arena, teniendo en cuenta las últimas declaraciones del ex presidente y alcalde consorte José María Alfredo Aznar López. Justifique su respuesta.

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@cheaale

domingo, 25 de noviembre de 2012

Ni Isabel, ni Fernando.



   Supongo que empezáis a sospechar que los días que no escribo no son ajetreados, sino un cúmulo de perezas o de otras aficiones o propósitos. Sin embargo, tengo un motivo para mi ausencia de ayer que comprenderéis perfectamente: soy fan de los días de reflexión.
   Precisamente, acerca del asunto de la independencia, la propuesta del federalismo y el antipatriótico separatismo, reflexioné ayer. Sí, como lo oyen. Y en sábado. Con sinceridad, he eludido todo lo posible este tema porque me aburre profundamente; no por esa pasividad congénita de España, sino porque no se abordan los asuntos prioritarios. Uno de ellos es la nulidad argumental de que un sistema democrático basado en el referéndum -o, al menos, más participativo- es un incordio para la población, porque en dos años ha habido más de una elección en un sitio, en otro, o en todos, y a nadie se le ha ocurrido blandirlo para liberarnos del coñazo que suponen la fiesta de la democracia y el derecho a votar porque te parten la tarde del domingo. Volviendo al asunto, que Catalunya se independice o no es una decisión importante, incluso urgente de encauzar, tanto para unos, como para otros. Pero en estos dos meses aproximadamente de campaña, nadie ha levantado algunas tapaderas. Tampoco soy yo el apropiado para hacerlo, pero si tengo que hablar sobre espinitas clavadas, pues me pongo con el zarzal.
   Si Catalunya no consigue resultados a medio plazo en su deseo de independencia de España, la frustración y el rencor, así como la tranquilidad y el palmeo de espalda se apoderarán de las calles, de uno a otro costal. En cambio, si Catalunya lograra, final o parcialmente, llevar a buen puerto su empresa, me pregunto: ¿Y el siguiente? Porque en este maldito país tenemos, sin querer darnos cuenta, a tres hermanos: Euskadi es el hijo mayor, el rebelde, que después de mucho usando métodos injustificables, ahora está en proceso de calma –cuando se calme, se volverá a hablar en serio de la independencia-; Catalunya, la mediana, que está siguiendo los pasos de su hermano, y aunque no tiene tanto aval histórico, ha hecho brecha, quizá aprovechando el cansancio de una madre patria angustiada con no llegar a fin de mes y agotada por los años de rebeldía del mayor; por último, Galiza, que por ser la pequeña y la más callada, su identidad queda en el olvido. En todos hay matices, obviamente, pero este es el pastel que tenemos en la mesa. Algunos rumores y vídeos extranjeros han hablado de secesiones en cadena, desmembramientos gore que dejarán este país en agua de cerrajas, porque ahora lo políticamente correcto es mantenerse unidos y remar todos a una, y esto lo dice el mismo estado que es conocido por su picaresca, que no es sino un acto callejero de egoísmo.
   Más asuntos: no entiendo muy bien los debates pormenorizados sobre la liga futbolística, el sistema político del presunto estado catalán o la devaluación de su nueva acuñación, cuando son aspectos pseudo-internacionales; en todo caso, propongo un programa en TV3 antes de Polònia informando de todo esto a los verdaderos implicados, y que, aprovechando la ocasión, ya que es cadena pública, se emita en la TDT a nivel nacional, junto con las demás. Entre otras cosas, porque veríamos la barbaridad que se está haciendo desde hace años con Telemadrid, por ejemplo, o, y aquí viene un aspecto de todo esto que me motiva especialmente, aprenderíamos un poco nuestras propias lenguas ¿Por qué no se estudia galego, euskera o català en Extremadura, Murcia o Ceuta? ¿Quién es el Gobierno para limitarnos territorialmente a aquellos que no gozamos del bilingüismo dentro de nuestra nación? Son lenguas presentes en la Constitución Española, y deberían conocerse mínimamente cada una de ellas: primero, para borrar todos los prejuicios que pueda haber sobre este aspecto y enriquecer por igual a todos los habitantes de este país; segundo, para que podamos caminar, viajar, trabajar y residir en cualquier punto sin preguntar por el significado de los letreros o pidiendo que nos hablen en castellano; y tercero, porque, si bien los niños bilingües necesitan más apoyo en el estudio general durante su primera etapa educativa, a partir de los doce años su capacidad intelectual es mayor que la de aquellos hablantes de un solo idioma, con todo lo que ello conlleva para el aprendizaje.
   Habrá que preguntarse por qué no se fomenta la convivencia de lenguas y culturas dentro de España, y por qué no se tratan los aspectos prioritarios de una situación como la que vivimos, con la discriminación autonómica que esto supone, entre otras muchas consecuencias que sí desunen verdaderamente. Con toda probabilidad, este tira y afloja salva de la quema a muchos, pero ojito con forzar la máquina, que en estos tiempos en los que el Rey está pachucho lo mismo que ha surgido Artur Mas, puede surgir un Carlos María Isidro o un Niceto Alcalá-Zamora.


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@cheaale

sábado, 24 de noviembre de 2012

Libertad bajo control.


   Recuerdo los días en que la Ley Sinde alzó las movilizaciones mediante las redes sociales. Yo aun no formaba parte de esos vericuetos. Una vez en Twitter, y tiempo después, recuerdo una larga noche en la que la Ley SOPA volvía a amenazar la palabra libertad –entre otras- en Internet. España tiene en su memoria más reciente una Ley de Prensa de 1938 –con Serrano Súñer a la cabeza-  y otra de 1966 –por Fraga Iribarne- que, y ahí va un dato a tener en cuenta, sigue vigente. En estos tiempos virtuales, encontramos dos procesos paralelos: la consolidación de los medios escritos –los televisivos se asentaron hace mucho-, con la censura y la permisividad que ello acarrea, y las redes sociales, la cruz del sistema desde que fueron ofrecidas a la población por el proceso habitual –darlo todo e ir quitándoselo poco a poco-; sin embargo, la población las ha convertido en un arma contra los estados ¿Efectos inmediatos? Ahí va el primero: la censura y la permisividad en los medios tradicionales se descubre. Y tocarle la capacidad de manipulación al poder son palabras mayores.
   En el noticiario de este mediodía en La 1 se ha informado de la denuncia a miles de usuarios de Twitter por un exministro de Thatcher, acusado popularmente a través de un reportaje de la BBC. Una noticia sin ningún aspecto relevante, salvo por el factor intencional: la noticia sale en una época de revolución de conciencia de la masa popular y, en ámbito más nacional, en un tiempo en el que la crisis del periodismo llega a los lectores mediante las firmas y las víctimas. Caso El País: @FacuDiazT pone en jaque al periódico, el cual estudia presentar acciones legales contra el usuario, según puede leerse en su edición web. Que un periódico internacionalmente reconocido reaccione así no es fortuito, sino consecuencia de sus anteriores actos de autodesprestigio, del que surge la ilustre sátira española. Es posible que todo quede en secreto de sumario y no salte a juzgados ni televisión. Bien saben ellos que no interesa la imagen de grupo empresarial que aplasta críticas justo después del E.R.E. interno y polémicas varias.
   Como este caso, hay miles, pero es un gran ejemplo para la pregunta siguiente: ¿Se puede controlar como antes? No, por supuesto; una censura que se haga visible es contraproducente, como la demanda de Telecinco a @PabloHerreros. ¿Existe la censura? Sí, con rotundidad. Twitter ejerce la censura en algunos países mediante un sistema de control acorde a la legislación de estos ¿Qué nos hace pensar que eso no está ya aquí? ¿Qué son, acaso, los inhibidores de señal en las protestas? Exactamente es la misma censura que los ataques a periodistas de Israel en estos últimos días; otros métodos, pero con el mismo fin, que no es otro que la impunidad. La impunidad es el aval de las injusticias. Sin impunidad informativa, un periódico dañado públicamente no vendería, y un partido mentiroso no conseguiría votos. Las cargas policiales están inermes ante una persona con casco, chaleco y cámara, y el inhibidor de señal es una manifestación de la censura gubernamental, entre otras muchas. Tal vez sea el momento de rendir honores a Antonio Beneyto (Censura y política en los escritores españoles, 1975) y ampliar los testimonios hasta nuestros días.
   No cabe duda de que las redes sociales se han convertido en un canal imparable de comunicación alternativa, imprescindible para informar y delatar lo que la democracia esconde. Los problemas en Twitter en numerosas ocasiones empiezan a oler. Hay un error interno en el servidor cada vez que se retuitea un mensaje crítico, o es necesaria una actualización que te permita ver un perfil determinado. Y sobre todo, algo se hace mal cuando no puedes escribir sobre los disparos de salvas en Atocha, por poner. No es descabellado pensar en la existencia de un departamento al estilo Pedro Arbués dentro de nuestra España autonómica, mediana y censurada, y que ese sesgo de cuñadísimo se vaya introduciendo sin darnos cuenta como una sombra intangible que señala y modifica, porque la tijera mata al papel, y también corta las alas al pájaro.


Gracias a @AntonioMaestre por facilitar la Ley de Prensa e Imprenta de 1938.

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@cheaale

viernes, 23 de noviembre de 2012

Dictablanda.



«[…] teniendo en cuenta lo que fue nuestro siglo XIX y las dos Repúblicas, [el franquismo] ha sentado las bases para una España con más orden. De hecho, no hay más que comparar la España de hoy con la de los años treinta» Manuel Fraga Iribarne.

   No hay tutía. De aquí parte todo y quien ponga pegas, un cañonazo y listo. La historia es mía.


«[…] puede concluirse que una sociedad, como un ser humano, es verdaderamente libre cuando sabe quién es y de dónde viene. Cuando conoce los límites de lo que puede y no puede hacer. La verdadera libertad no es la que te aísla del mundo, sino la que te da la posibilidad de descubrir y aprovechar las oportunidades que el mundo te ofrece. Y para ello hace falta otra facultad unida a la voluntad libre: la razón, la capacidad de realizar la acción de acuerdo a las ideas y los principios. Las teorías del economista John Maynard Keynes no siempre dieron buen resultado cuando fueron aplicadas. Pero tenía razón cuando dijo que el motor del mundo son las ideas. Siempre he creído que la libertad sin ideas carece de sentido humano» José María Alfredo Aznar López.

      Queridos esclavos: nos queda mucho para saber de dónde venimos, incluso para saber quiénes somos.


«[…] Este Gobierno no puede decidir entre un bien y un mal. Este Gobierno tiene que decidir entre un mal y un mal peor» Mariano Rajoy Brey.

   ¿Y los ciudadanos, qué deciden?


   La tradición se rige por una cultura compartida, pero cuando esta no existe radicalmente, solo queda el inmovilismo. Por supuesto, las escaras no se hacen esperar, aunque el movimiento tradicional siempre tuvo opciones para mantener a la bestia dormida. Y todo va evolucionando hacia una repetición cíclica auspiciada por la alargada sombra de la endogamia ideológica. Aznar vio el camino del garrote vil a los créditos hipotecarios, y prueba de ello es Rodrigo Rato: cuando este no le sigue el juego para volar a horizontes más prósperos, no le queda otra que optar por el Stalin de la piara –en cuanto a su condición de reservado y papel de segundo-, Mariano Rajoy, y a Cristo Rey gracias, porque demasiada metralla estamos masticando.
   Es muy sencillo: o volvemos al mismo lugar o rompemos esta espiral tan de baraja española con la que horneamos nuestro presente. Nuestra Constitución, esa hija de mil padres, nació en plena dictablanda. Nosotros vivimos aun en dictablanda. Desde los malditos años setenta solo han cambiado en este país los métodos. O la transición a una nueva concepción de democracia o la regresión a un sistema que conocemos no muy de lejos, pero sí muy deficientemente. ¿Cómo era eso de repetir el pasado?


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@cheaale

jueves, 22 de noviembre de 2012

Elogio de la sombra.



   En la noche, cuando el silencio es más agudo, salen de sus grietas y ramitas secas los lloros de los hombres. No saben pisar, ni pedir una barra de pan en la tienda, ni cómo coger correctamente un lápiz. Todo se olvida cuando eres una boca tapada. Estos hombres, que surgen y se multiplican de un modo científicamente impreciso, son la evolución, el homo quietus que, como las langostas, devorarán el sueño de nosotros, los dormidos, y sus deposiciones envenenarán nuestra insostenible sensación de inmunidad.
   Avanzan sufriendo el esquivo, buscando pájaros por el olor, incapaces de escuchar ni de ser oídos. Los cainitas recorren los niveles del sistema, y todas las puertas están marcadas con humeantes hierbas: su presencia está prohibida. Desaparecidos, víctimas, pobres, y milnombres más.

   Al pasar las páginas, los encuentras. En sus cuadriculadas hojas de cálculo, arrinconados por un espacio en blanco con una pequeña máquina de deshumanizar. Ya no visten casco, algunos ni corbata, y se expanden. Como un hongo sobre la crispante aridez de una estepa de huesos y rastros de agua. Donde existe vida, siembran engaño. No lo entiendes porque estás vivo.

   Sabréis disculparme por no haber escrito anoche, fue todo por inercia del pasado catorce de noviembre. Días extraños en que todo parece una huelga de expresión donde incubar desasosiegos. Creo en el ser humano, creo en todo su potencial de humanidad más allá de todas las palabras abstractas y todas las ataduras que arrastramos, y por eso mismo he confiado mi voz a otros muchos que merecen más respeto y más dignidad que los callados por compromiso, por cobardía; creo que, al igual que hemos de actuar cuando los principios se visten de alma, hemos de conocernos hasta el punto de saber cuándo hay que descansar y tomar fuerzas. Es la única manera de ser honesto y útil para el mundo, ese que nos come por dentro, pero que tenemos el poder de cambiar, aunque no lo sabemos aun.

(Si una imagen vale mil palabras, sobran las imágenes).

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@cheaale

domingo, 18 de noviembre de 2012

Las muertes.



   “Buenas tardes. Llevo semanas con una tos horrible, y no se va con caramelos ni jarabes […] Ah, que está en la lista; ¿Y cuánto cuesta ahora? […] Gracias. Una cosa más: ¿Yo tengo Seguridad Social?”. Son fragmentos de la conversación que tuve hace un mes en el ambulatorio. El cien por cien del medicamento no ascendía mucho, pero tuve la sensación generalizada de dolor punzante en el bolsillo. La última pregunta, para alivio de todos, tiene final feliz, aunque, en la soledad del análisis del corredor de fondo, no será así mucho tiempo. La respuesta de mi médica: “De todos modos, no preguntes mucho por ahí”.
   Yo no soy de Madrid, pero la villa tiene un significado muy vivo y especial en mí. Ese amor y esa adopción me enorgullece y llena de tristeza, según los casos. Con la privatización de la sanidad, iniciada por Esperanza Aguirre, no puedo hablar de orgullo. En los últimos tiempos, se ha anunciado la inviabilidad de cubrir el gasto sanitario con el erario público. En esto, Madrid es el primero de la clase.
   Parece ser que el oro emigrante al Segundo Mundo es el culpable confeso de que el Ministerio de Sanidad –entre otros- no goce de licencia copyleft. Parece ser que la sanidad privada cuesta al contribuyente menos que la pública, que el servicio y la cobertura son visiblemente superiores. También parece ser que los informes que nos sitúan como el mejor o de los mejores sistemas sanitarios no sirven; como en 1984 (Orwell, G.), ya disponemos de textos que supriman aquellos obsoletos resultados. Y por supuesto, parece ser que, más que centros de salud gratuitos, este país precisa de una red de sanatorios mentales para los que atentan contra la salud privada. Y así, con este ideario sin airear, avanza el fanapapismo de Ignacio González, fiel impulsor de la última fase del Plan Regional de Privatización (PRP): llevar a cabo lo que su mentora propuso, anunció e introdujo en el inconsciente madrileño. Y empezamos por La Princesa, porque si conseguimos acabar con los importantes antes de que se vean los efectos, quitar de en medio a los ambulatorios o centros y servicios menores va a ser cosa fácil.
   Esta mañana hubo una marcha de la Marea blanca por todo Madrid, muy secundada, muy difícil de criminalizar. Y hace días el Colegio Oficial de Médicos de Madrid reprobó estas medidas autonómicas de forma unánime, y próximamente sabremos de ellos ¿Cambiará algo toda esta gente? Claro, pero siguiendo el proceso habitual: años después, con el recuento de las muertes, se aprobará un parche a marchas forzadas; las movilizaciones seguirán y aumentarán, y hasta ahí sabemos por el momento. Hay que empezar a asumir las muertes como proceso de reforma. Es así: las más recientes, por los desahucios, aun suenan frescas; pero hace tiempo que no se habla de la mujer que falleció por un aneurisma en Catalunya por recortes sanitarios, o del joven en Euskadi que cayó por unpelotazo de la Ertzaintza. Ni siquiera se honra a las víctimas que hubo entre el veinte de noviembre de mil novecientossetentaicinco y el proceso constituyente de tres años después.
   Ocurre que, con la privatización de la sanidad, se da un paso más allá: en las dualidades ciudadano-manifestante, trabajador-opositor, en este nuestro tiempo y en esta nuestra ciudad, el detalle es que ya no solo no interesa el segundo término, pues no es necesario el capital humano. En los campos de concentración nazis, ante los rumores de exterminio, el argumento era: ¿Cómo van a matar a su mano de obra? ¡Nos necesitan!... Pues eso.


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@cheaale

La franja de las lamentaciones.


   El colectivo Anonymous hizo tango down a cuarenta sitios web israelíes desde que comenzó el ataque hebreo. Mucho se ha escrito en Twitter sobre el conflicto de Gaza, y muy poco se ha dicho en las vías tradicionales: quien más, quien menos, trata el tema como noticia puente entre lo mal que va todo en España y la sección internacional, cuya moraleja es “podrías haber nacido en un terreno pobre y superpoblado y restringido en cuanto a derechos, sin sirenas que te avisen para salvarte”.
   Admitámoslo: Gaza es un ataque añejo, y su trato en los medios es consecuencia de esto. A la guerra israelí le han saltado las grapas y lo único que se hace, nuevamente, es poner una palangana debajo y tener otra preparada; y todo el mundo afirma no conocer el grupo sanguíneo. Tras esto pueden confluir tradiciones y una cadena de favores abusiva, partiendo de la persistencia de la Guerra Santa, porque más cercanos estamos a los judíos que a los musulmanes, por no hablar de que esto es consecuencia de otra consecuencia: la división de Palestina y la declaración de independencia israelí en Tel Aviv, 1948 –aunque a muchos nos explicaron que les fue concedido por y tras la Segunda Guerra Mundial-. Todo esto tiene mucha historia tras de sí, como todo, aunque ahora importan más los sesentaicuatro años de aquel tiempo a esta parte. Más allá de historia, fe y matanzas, está la ligazón popular entre la población judaica y los negocios. Si sumamos la tierra de la libertad, ya tenemos un lobby que ya quisieran los puros de corazón. Israel saca beneficio de esta unidad diplomática, y su servicio secreto y su poder militar así lo demuestran. Lo de siempre: sálvale el culo al matón del barrio y te llevará siempre consigo.
   Realmente, me importa muy poco los intereses o los guardaespaldas de cada uno. Lo difícil es comprender las guerras, y tener la entereza de denunciarlas con el mismo ahínco que la primera vez, para que no queden en una noticia puente. Más allá de idealismos, la dificultad no es enfrentarse a una guerra con la palabra y la acción no violenta, sino todo lo que hay que mover hasta llegar ahí, y si un gobierno no muestra los datos de los suicidios que ocurren en su país, y el responsable de una negligencia militar terrible es cónsul en Londres, y qué coño, seguimos teniendo militares en zonas declaradas oficialmente como territorios sin terror, es improbable llegar a soluciones reales que, como en el caso que nos ocupa, vayan más allá de amenazas internacionales que nunca se cumplen, préstamos armamentísticos, tráfico de influencias y promesas de diálogo. Una guerra encubierta durante sesenta años no se soluciona con una promesa de diálogo, por favor. Deberíamos empezar a saber cuántas guerras hay en el mundo (¿Qué pasó con Irak + 73?) y en cuántas participamos militar, política y económicamente. Hasta entonces, Gaza seguirá en el palmarés de sangre que decora las instalaciones de la ONU.


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@cheaale